La terapia
antirretroviral inhibe la replicación del virus VIH en el organismo. Una
combinación de varias drogas antirretrovirales, conocida como Terapia
Antirretroviral de Alta Actividad (TAAA), ha sido muy efectiva en la reducción
del número de partículas de VIH en el torrente sanguíneo. Esto se mide por
medio de la carga viral (qué tanta cantidad de virus libre se encuentra en la
sangre). Impedir que el virus se replique puede mejorar los conteos de células
T y ayudar al sistema inmunitario a recuperarse de la infección por VIH.
La TAAA no es una cura para el VIH, pero ha sido muy
efectiva durante los últimos 20 años. Las personas tratadas con terapia
antirretroviral de alta actividad y con niveles reducidos de VIH aún pueden
transmitir el virus a los demás a través de las relaciones sexuales o el uso
compartido de agujas. Hay buena evidencia de que si los niveles de VIH
permanecen inhibidos y el conteo de CD4 permanece alto (por encima de 200
células/mm3), la vida se puede prolongar y mejorar significativamente.
Sin embargo, el VIH puede volverse resistente a una
combinación de TAAA, especialmente en pacientes que no toman sus medicamentos
en el horario debido cada día. Actualmente, hay disponibilidad de pruebas
genéticas para determinar si una cepa de VIH es resistente a un fármaco en
particular. Esta información puede servir para determinar la mejor combinación
de fármacos para cada persona y para ajustar el régimen farmacológico si éste
comienza a fallar. Estas pruebas se deben llevar a cabo en cualquier momento en
que una estrategia de tratamiento comience a fallar y antes de empezar la
terapia.
Cuando el VIH se vuelve resistente a la terapia
antirretroviral altamente activa, se tienen que emplear otras combinaciones de
drogas para tratar de inhibir la cepa del VIH resistente. Existe una variedad
de nuevas drogas en el mercado para el tratamiento del VIH farmacorresistente.
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